A una venganza planificada supuestamente por parte de los cabecillas de la Mara Salvatrucha (MS-13), en contra de sus rivales de la pandilla 18, se atribuyen los motines perpetrados el fin de semana anterior en los cuatro máximos centros carcelarios del país.
Las reyertas se desataron en distintos módulos del centro penitenciario de Támara, la cárcel de Siria, ambas en Francisco Morazán; la cárcel de máxima seguridad de Ilama, Santa Bárbara, mejor conocida como “El Pozo I” y en el reclusorio de Morocelí, El Paraíso, conocida como “La Tolva” o “El Pozo II”.
El saldo de esos amotinamientos fue de un preso muerto y siete heridos, según lo detallado por el Instituto Nacional Penitenciario (INP).
Los enfrentamientos en los centros penales iniciaron el sábado pascual continuando un día después, cuando se desataron tiroteos de forma simultánea.
Todo indica que la orden fue dada por los cabecillas de la MS-13 y los privados de libertad comenzaron a disparar potentes armas, sin control, al interior de los módulos donde se encontraban sus rivales de la pandilla 18.
Las preferencias para el ingreso de visitas conyugales y familiares, desde el pasado 14 de febrero, habría desencadenado los últimos amotinamientos.
“DÍA DEL AMOR”
En esos módulos se encontraban una gran cantidad de las denominadas visitas conyugales y familiares.
El 14 de febrero pasado, “Día del Amor y la Amistad”, en el centro penitenciario nacional de Támara, en la aldea del mismo nombre, Distrito Central, se desató una balacera y en el suceso se reportaron tres policías y un privado de libertad heridos.
En esa ocasión, la oficial de comunicaciones del INP, periodista Digna Aguilar, dijo que preliminarmente se reportaron heridos tres policías y un privado de libertad.
La balacera se originó en uno de los módulos de máxima seguridad de la principal cárcel hondureña, donde se albergan unos 6,000 internos.
Aguilar explicó que se trató de un atentado de una estructura criminal -pandilla 18- contra varios de sus adversarios de la MS-13.
El sábado y domingo pasados, los miembros de la Mara Salvatrucha, según se indicó, tomaron venganza contra rivales de la pandilla 18.
Según las primeras investigaciones, todo se efectuó intencionalmente cuando a las cuatro cárceles asistían parientes de los privados de libertad, principalmente de la pandilla 18.
LANZAN AMENAZAS
Los coordinadores generales de “maras”, en la cárcel de Támara, advirtieron a los agentes de la Dipampco, de nuevos hechos violentos.
“Si siguen mandando gente para Támara, los vamos a mandar pedaceados, los que entren aquí los vamos a pedacear, no le vamos a aguantar paja”, amenazaba uno de los audios enviados por redes sociales desde las cárceles.
Según las primeras investigaciones, miembros de la pandilla 18 y de la Mara Salvatrucha estarían agrediéndose entre sí, según los mismos informes en poder de la Policía Nacional.
Una de las organizaciones criminales habría recibido instrucciones de un grupo de personas desde fuera de las cárceles para tratar de desestabilizar la seguridad nacional, durante los últimos días de la Semana Santa, detalla uno de los informes.
“No se desestima que las mismas personas que han orquestado actividades delictivas en el pasado para perjudicar la imagen del actual gobierno estén tras la planeación de estas acciones de amotinamiento en algunos centros de reclusión en el país”, se indicó.
“Actualmente las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario realizan coordinaciones con la Policía Nacional para restablecer el orden en los centros penitenciarios de Támara, Siria, en Morocelí y en Ilama, Santa Bárbara”.
“Varias unidades especiales de la Policía Nacional ya están en estos lugares para reforzar las operaciones”, cierra el boletín oficial de la institución policial.