Olvídense del cogobierno.
Por: Carlos G. Cálix *
El gran problema de la mayoría de los liberales es que no conocen realmente el verdadero significado del liberalismo. Desde 1966 muchos dirigentes del Partido Liberal de Honduras tienen una codependencia casi suicida con la izquierda democrática. Y ahora la dirigencia que se reúne con el Partido Libre se acerca a un romance oscuro. Ese tipo de acciones debilitan el liderazgo del presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL), colocándolo en una mala posición al anunciar una potencial cogobernalidad con la administración en curso. El no haber medido el impacto de ese anuncio abre la puerta para que el resto de los liberales pidan en voz alta y de manera democrática, su dimisión.
Un nuevo error de cálculo deja entre ver la falta de valor e inteligencia para defender las convicciones estables del liberalismo. Es tiempo de dejar a un lado la actitud pasiva frente al peligro y de ser incapaz de tomar eficientes decisiones. Es importante detener las dudas internas, las contradicciones y los sutiles escrúpulos que impiden avanzar. Basta de traicionar las esenciales convicciones.
Precisamente, The New Republic hizo evidente un extracto de un artículo de Lewis Munford intitulado “Crítica y defensa del liberalismo”, en el que, entre otras cosas decía: “…en la última década, el liberalismo se ha batido constantemente en retirada o mejor dicho no se ha batido: ha huido vergonzosamente. Ha pactado con doctrinas extremistas, porque éstas han hecho promesas irrealizables a las masas -viejo ardid del despotismo”. Si bien esta frase fue escrita en New York durante abril de 1940, podríamos decir que sigue vigente ahora en Honduras a mediados de abril de 2023 al hablar de una potencial cogobernalidad con la “izquierda”, amparados en un discurso “democrático” que incita según el presidente del CCEPL a escuchar a los diputados y a los alcaldes, de los cuales, muchos no comprenden las razones del por qué el liberalismo y el socialismo son opuestos.
Para comprender esto, Carlos Rodríguez Braun considera que el liberalismo y el socialismo son opuestos “porque el liberalismo defiende las instituciones de la libertad, en particular la propiedad privada y los contratos voluntarios, que el socialismo quebranta”. Al respecto, para quienes piensan que los auténticos liberales del Partido Liberal de Honduras y los “socialistas” del Partido Libre son hermanos; la analogía de Jorge Yllescas Oliva sobre Abel y Caín parece tomar fuerza. Aunque, Alfredo Bullard explica que la similitud entre liberales y socialistas es que ambos tienen un discurso en contra de la concentración del poder, pero que difieren en los medios para hacerlo. Dejando claro que muchos representantes del Partido Libre no llegan a ser categorizados como socialistas puesto que, manifiestan con sus actos el deseo imperativo de concentrar el poder, acciones que conllevan a mostrar fuertes rasgos autoritarios. El mismo Bullard considera que: “Los socialistas confunden el mercantilismo con el liberalismo. Es decir, confunden a un liberal (al que llaman sin mucho análisis ni reflexión “neoliberal”) con un “merca” (es decir el mercantilista). Su error de base es considerar que es el mercado el que genera el mercantilismo. Es precisamente lo contrario: es el mercado el que lo destruye porque un mercado libre neutraliza el reparto de privilegios por el Estado”.
En este sentido, Jeffrey Miron y Ryan Bourne sostienen que los socialistas de hoy tal vez no piden eliminar la propiedad privada ni reprimir disidentes, pero, en conjunto, sus propuestas de cambios en las regulaciones, aumentos del gasto y de los impuestos restringirían considerablemente la libertad y la prosperidad. Estos autores consideran que: “El socialismo democrático es el camino pintoresco hacia la servidumbre”.
En síntesis, considero que el Partido Liberal de Honduras aun con un 10% de participación electoral en 2021, no desaparecerá. La historia registra contiendas en donde un partido obtiene 2.86% en una elección y en la siguiente se hace del poder. Si quieren emular lo bueno, los objetivos deben ser claros. Primero, cambiar de dirigencia y comprender el significado real del liberalismo. Segundo, oponerse al socialismo. Tercero, decirle adiós a los socioliberales que se identifiquen con la izquierda democrática. Cuarto, atraer a los liberales confundidos que están en el Partido Libre. Quinto, atraer a los jóvenes independientes, particularmente aquellos que oscilan entre 16 y 29 años que evidentemente son liberales y no lo saben, pero defienden los principios de una democracia liberal. Mediante las redes sociales, es importante hacerles comprender que la tendencia es que, la rebelión no es ser de izquierda, es ser liberal y no necesariamente de un partido político. Esto debe estar sobre la mesa para liderar una Gran Coalición de Centroderecha.
*direccion@macrodato.com Carlos G. Cálix es doctor en ciencias y director general de MacroDato. Posdoctorado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur IIESS-CONICET. www.carlosgcalix.com