Nuestra columna Hondureños en el Extranjero, buscará compilar experiencias de lo más diversas sobre la vida de los catrachos fuera de nuestras tierras. En diferentes contextos, regiones, circunstancias y situaciones. Buscando así, de alguna manera, compartir aprendizajes y, claro está, mantener el contacto con nuestra tierra de alguna manera.
En este primer episodio, Christian David Pineda García, nos cuenta cómo fue su llegada a Brasil tras obtener una beca… del avión directo al Carnaval.
Besos Gratis en mi llegada a Brasil
Por Christian Pineda
Yo sentía una inconformidad, una más bien desesperación por salir de lo conocido e ir a buscar oportunidades.
Necesitaba escapar de un medio que en aquel momento lo percibía como tóxico. Ahora bien, esto es importante porque uno tiende a idealizar sus metas como curas de la inconformidad, pero los viajes, conocer otros lugares o tener un título más no son la cura.
De la mano de canciones de Cartola vine a aprender esa lección. Pero bueno, ese nuevo conocimiento agridulce es algo que nos cambia, sin posibilidad de retorno.
Un 15 de febrero llegué a Brasil ,en pleno carnaval del 2015.
Recuerdo que no sabía qué esperar después de un vuelo de 17 horas- el cual tomé con escala en los Estados Unidos con tal de ahorrar un poco de dinero. Lo que sabía de Brasil eran estereotipos y alguna que otra bossa nova que había escuchado por ahí.
El primer día de estadía en Sao Paulo me quitaría todas esas pobres ideas de lo que pensaba que era el país. Después de unas 4 horas de bajar del avión en el aeropuerto de Guarulhos, ya estaba en algo llamado bloco de rua.
Fue un shock, primero porque el espacio en Sao Paulo es completamente desmesurado. Se trata de una ciudad de 22 millones de personas. Parece, a primera vista, una abominación de nuestra era; eso sí, una abominación muy divertida.
Se encuentra todo lo imaginable en cuanto a diversidad. Además, que justo cuando llegué se estaba desarrollando el carnaval de Brasil. Y esa es una de las cosas más hermosas que las personas han tenido el valor de permitirse hacer.
El carnaval es una fiesta de inversiones: “tan simple o complejo como eso”. Y la mayor expresión del carnaval son los blocos de rua.
Ahí, en la calle, el pobre es rico, las mujeres son hombres, los santurrones completos pervertidos, los más tímidos se convierten en personas enmascaradas buscando oportunidades y las mujeres más lindas regalan besos a quien caiga bien.
Todo eso ocurre con música y baile de fondo y en condiciones de total -aunque momentánea- igualdad.
Durante dure el Carnaval, nadie sabe quién es quién fuera del bloco. En ese lugar todos son cuerpos danzantes iguales los unos con los otros.
Recuerdo el pensamiento agridulce cuando toda había pasado, de que ese tipo de experiencia era algo de lo que había sido privado toda mi vida.
Los viejos trucos
Pero lo bueno no dura para siempre, usualmente es sucedido por otras contingencias que no son necesariamente ni buenas ni malas pero algunas son más difíciles que otras.
Luego de una semana de fiesta llegué a Sao Carlos, una ciudad del interior Paulista, completamente universitaria de donde estoy escribiendo ahora mismo y en donde he pasado ya casi dos años de mi vida.
Preciado lector, no tengo medios ni talento de escritor para contar tantas cosas que he vivido acá: la universidad, las personas que he conocido, no todas han sido de mi completo agrado ni todas las cosas que he pasado han sido algo que yo quería.
Y eso es lo importante: fuera de casa, eres alguien que busca ganarse las oportunidades, con los mismos trucos de tu contexto anterior…
Eso como habrán de imaginarse resulta a la larga imposible. Y aunque uno lo entienda racionalmente, no puede evitarlo. Es hasta que por medio de fracasos y victorias que uno va ganando un nuevo repertorio de trucos con los cuales finalmente sobresalir.
Esto me ha llevado a entender que somos los trucos que usamos para defendernos de la vida.
Y bueno, aparte de todo eso, aunque ahora estoy aquí sigo extremamente insatisfecho, postulando para un doctorado y con ánimos de seguir aún más adelante.
Sobre el autor: Christian David Pineda García, se graduó con honores de Licenciado en Psicología en la UNAH-VS. Después de trabajar como catedrático en varias Universidades privadas del país, obtuvo una beca en la Universidad Federal de Sao Carlos, en el estado de Sao Paolo, para sacar una Maestría en Psicología Experimental.