El gobierno de Estados Unidos sospechó durante más de una década que las pistas de aterrizaje de las extensas fincas en Honduras del multimillonario empresario Miguel Facussé Barjum, uno de los hombres más poderosos ese país, eran utilizadas por los narcotraficantes.
Esta semana, fiscales del gobierno federal en Nueva York sumaron un indicio más en ese sentido: un narcotraficante convicto aseguró que utilizó en 2013 la pista de una de las haciendas de Facussé para aterrizar una avioneta llena de droga procedente de Venezuela.
Las declaraciones hacen parte del proceso judicial por narcotráfico contra Fabio Porfirio Lobo, hijo del ex mandatario hondureño, quien se declaró culpable en mayo de 2016, y en el que Rivera es uno de los testigos de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA).
El confeso narcotraficante hondureño Devis Leonel Rivera Maradiaga, antiguo líder del cartel de Los Cachiros, no aclaró si Facussé, quien murió en 2015, o su familia, estaban al tanto de la operación.
Un vocero de la Corporación Dinant, empresa que maneja la familia Facussé, no descartó que el hecho hubiera ocurrido pero explicó que se trata de una situación incontrolable.
“Como muchos otros en la región, hemos sido víctimas de traficantes de drogas, quienes, han utilizado nuestra propiedad de forma ilegal, sin nuestro conocimiento, cooperación o permiso para que realicen sus actividades de contrabando a lo largo de nuestro país’’, respondió Roger Pineda Pinel, director de Relaciones Corporativas & Bancarias.
En su declaración Rivera ofreció además detalles de varios episodios donde supuestamente su organización recibió favores del ex presidente hondureño Porfirio Lobo Sosa, y de algunos de sus allegados, a cambio de jugosos sobornos.
Rivera afirmó que recibió protección de Fabio Lobo a finales de 2013, cuando se preparaba para recibir una avioneta cargada con 1,050 kilogramos de cocaína proveniente del estado de Apure, en Venezuela.
Recordó que la droga sería enviada por sus contactos colombianos y que la aeronave aterrizaría en la comunidad de Farallones, en el Departamento de Colón, a orillas del Mar Caribe.
Días antes Rivera había contactado a Fabio Lobo por teléfono para pedirle protección porque llegaría un “gran cargamento”.
Lobo llegó a la ciudad de Tocoa, capital del Departamento de Colón, con su gente de seguridad en tres camionetas Toyota Prado azules con sirenas de policía, y se hospedaron en el Hotel Sanabria para esperar el arribo de la droga.
Según la narración de Rivera, al día siguiente la droga fue recibida por Noé ‘Ton’ Montes y su madre Erlinda ‘Chinda’ Ramos, dos presuntos socios de Los Cachiros que controlaban la zona de Farallones.
Un funcionario de la Policía Militar de Honduras, llamado ‘Fortin’, era quien enviaba la información del radar para que la aeronave aterrizara sin contratiempo, afirmó el testigo.
En medio del relato, el fiscal del Distrito Sur de Nueva York Emil Bove le preguntó a Rivera:
“¿Qué tipo de pista de aterrizaje utilizaron en Farallones?”
Y éste contestó: “En la pista privada propiedad del Señor Facussé”.
El fiscal continuó: “¿Un aeropuerto privado?”
Rivera dijo: “Sí señor”.
La droga fue cargada en un camión que llegó a Tocoa, donde Fabio Lobo con sus tres camionetas oficiales lo esperaban para escoltarlo en un trayecto que atravesó medio país, pasando por La Ceiba y San Pedro Sula, hasta llegar a La Entrada, en el Departamento de Copán.
Según su relato, el propio Rivera y Lobo iban en una de las camionetas de la caravana que custodió el camión cargado con una tonelada de cocaína durante los 400 kilómetros de trayecto por carretera, logrando sortear las preguntas de oficiales en varios retenes policiales y militares, hasta llegar a Copán donde Digna Valle, quien actualmente cumple una condena de narcotráfico en Miami, recibió la mercancía.
Por esta operación el hijo del ex presidente Lobo recibió 50 mil dólares, pero según Rivera, no quedó satisfecho porque debía darle una comisión al General Julián Pacheco, actual Ministro de Seguridad de Honduras.