Cuando una persona aprender a leer los textos de manera precisa, con la velocidad adecuada y con buena entonación, se dice que tiene buena fluidez lectora, y la fluidez lectora no solo es necesaria por cuestiones de estética, sino porque favorece la comprensión de lo que se lee, por lo que enseñarla desde la niñez es vital.

A mayor fluidez lectora mejor comprensión del texto. Hablar de velocidad lectora se refiere al número de palabras leídas por minuto.

La manera más común de medirla consiste en poner un texto para que el lector lo lea y contar el número de palabras que consigue leer en un minuto.

También se puede medir presentando una lista de palabras y comprobando cuanto tiempo tarda el lector en leer la lista completa. Dividiendo el número de palabras correctamente leídas entre el tiempo invertido en leerlas, se obtiene también la velocidad lectora.

¿Cómo lograrlo en los niños?

1.Leer ‘en voz baja’

Es decir, pide al niño que lea sin hablar, siguiendo el texto con los ojos, y no con la voz (tampoco sirve que relea con ‘una voz interior’).

¿Sabes por qué? El cerebro reconoce las palabras a gran velocidad, pero el problema de los niños que leen con mayor lentitud es que tardan en transformar y procesar esas palabras que reconoce el cerebro en palabras sonoras.

2. Usa un marcador o una guía

Seguro que a los niños les han dicho muchas veces que no se apoyen en el dedo ni señalen la frase que está leyendo. Pues es un error.

Si está comenzando a leer, el dedo le servirá como guía para no ‘perderse’, saltarse una línea o distraerse con las palabras que hay alrededor. Puedes usar un marcapáginas o una regla.

3. Pide a tu hijo que se fije en la frase

En lugar de ir palabra a palabra (lo que puede convertir la lectura en un texto sin sentido y bastante aburrido), pide al niño que intente focalizar toda la frase completa.

El cerebro es capaz de visualizar la frase y relacionar al instante las palabras que capta.

Esto le ayudará también a mejorar la agudeza visual, que es aquella que nos ayuda a ‘completar’ una imagen solo con percibir parte de ella.

4. Amplía su campo visual.

Siguiendo el consejo anterior, para que el niño sea capaz de ir más allá y poder ir ‘saltando’ de frase en frase con gran agilidad sin perder capacidad de comprensión lectora, necesita mejorar su apertura de campo visual.

Es decir, conseguir que el ojo ‘capte’ un campo visual muy amplio.

5. Busca la palabra clave

En todos los textos existen palabras ‘clave’ que dan sentido a lo que estamos leyendo. Es la palabra que nos ayuda a ‘intuir’ el resto de frase.

Por ejemplo, si estás leyendo ‘Caperucita … se adentró en el bosque’, sabrás que se refiere a ‘Caperucita roja’, puesto que localizaste la palabra clave: ‘Caperucita’.