KABUL (Reuters) – Un atacante suicida talibán vestido como un obrero se inmoló el sábado en la base aérea de la OTAN en Bagram, al norte de la capital afgana, matando a cuatro estadounidenses e hiriendo a 17 personas más, en uno de los ataques más sangrientos contra las fuerzas de Estados Unidos desde que Barack Obama llegó al cargo.
Dos militares y dos contratistas estadounidenses murieron y otros 16 miembros del Ejército estadounidense resultaron heridos, junto con un soldado polaco que formaba parte de la misión de la OTAN, dijo en un comunicado el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ash Carter.
«Para aquellos que perpetraron este ataque, mi mensaje es simple. No nos van a disuadir en nuestra misión de proteger nuestro hogar y ayudar a los afganos a asegurar su propio futuro», señaló Carter.
El ataque, reivindicado por los talibanes, subraya el desafío en política exterior que enfrentará Donald Trump cuando asuma en enero el cargo de presidente de Estados Unidos.
El del sábado fue el ataque más letal contra soldados estadounidenses en Afganistán desde que un atacante suicida con bomba en una motocicleta causó la muerte de seis militares cerca de Bagram en diciembre del 2015.
El atacante logró penetrar en la mayor base estadounidense en Afganistán, un sitio fuertemente protegido, y estaba parado en una fila junto a trabajadores afganos cuando hizo detonar un chaleco con explosivos, dijo el portavoz del gobernador provincial de Parwan, Waheed Sediqqi.
El atentado se produce después de otro ataque suicida el jueves por la noche contra el consulado alemán en la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif, que mató a cuatro personas y dejó más de 100 heridos.
El portavoz de los talibanes Zabihullah Mujahid dijo que el ataque del sábado, que según él se planeó durante cuatro meses, había causado grandes bajas, matando a 23 estadounidenses e hiriendo a 44. El movimiento a menudo exagera el número de víctimas causadas por sus operaciones.