“Estábamos moviendo una lavadora, de repente sentí que la espalda me tronó en tres ocasiones, caí al suelo a no volverme a levantar… mis gritos se escucharon en toda la colonia, esperamos dos horas la ambulancia, ahí todavía sentía mis piernas”, relató Stefany Velásquez, una madre joven capitalina que clama ayuda.
Acostada en una cama de la que no se ha podido levantar en 13 largos meses, Velásquez comenzó su desgarrador relato: “yo esperaba que solo me operaran y después irme a mi casa, pero el doctor me dijo que tenía los nervios aplastados con las vértebras, no podía creer lo que me estaba pasando”.
Madre de cuatro hijos, la joven mujer pierde la batalla con las lágrimas y su voz se quiebra sutilmente al recordar el fatídico día que sintió por última vez sus piernas, “cuando llegué al hospital tenía movimiento, me pasaron de una camilla a otra y otra vez me tronó horrible la espalda, otra fractura, se bloquearon los nervios”.
Incómoda por las llagas que se convierten en úlceras al permanecer en una sola posición, Velásquez muestra su tierna sonrisa, pero las lágrimas vuelven aparecer entre sus mejillas pintadas con sus simpáticas pecas “me dijeron que a los tres días después de la operación iba sentir mis piernas”, vuelve a recordar.
A diario Stefany sufre de dolores insoportables, sin moverse en una cama aguarda por apoyo.
SIN MOVER NI UN DEDO
La operación pasó, la anestesia también, su primera reacción, tratar de mover sus piernas, pero nada, “entré en depresión, ponía todo de mi parte, decía voy a mover un día, estuve un mes en el hospital tratando de mover un dedo, todos los días los doctores me preguntaban si había podido, pero nada”.
Los días transcurrieron y las malas noticias llegaron una tras otra, la fragilidad de su columna se partió en pedazos se debió a un cáncer en la médula ósea que atacó sus huesos dejándolos porosos, “como una piedra poma, nunca antes tuve síntomas fuertes hasta ese día que me puse a mover la lavadora y me quebré”, reitera.
Encima de eso, con el accidente se le formó un coágulo, supuestamente al drenarlo, la movilidad en la parte inferior del cuerpo volvería, “pasaban todos los días y me decían, ya siente, ya siente y yo nada, ya lo habían drenado”.
Con los terribles diagnósticos la joven hondureña comenzó una batalla contra el cáncer, 24 sesiones de quimioterapia en nueve meses y una pequeña luz en la oscuridad “el cáncer no está avanzando”.
La vida le cambió en un instante a otro a esta joven madre capitalina.
DOLORES INSOPORTABLES
Aferrada a la esperanza, una operación de más de 300 mil lempiras la detiene de sentarse, aliviar el dolor profundo y descansar un poco las llagas en la espalda, “van a reemplazar seis vértebras con tornillos de platina”.
Los dolores que atraviesa a diario Velásquez han ocasionado que convulsione a tal punto que “me han dañado parte del lóbulo frontal izquierdo y ahora tengo problemas en el corazón”.
Confiada en Dios la valiente mujer continúa su lucha, su familia se ha endeudado hasta más no poder, ahora ella recurre al corazón de los hondureños, su número de cuenta es el 2020067906 o al número de celular 9810-5987.
Las personas de buen corazón pueden contactarla al celular 9810-5987.