La represión política del régimen al descontento juvenil sólo podría empeorar la situación económica que atraviesa el país asiático

En agosto, el gobierno chino hizo público un dato estremecedor. Una cifra récord: el 21,3% de los ciudadanos chinos de entre 16 y 24 años de las ciudades estan desempleados.
El Partido Comunista Chino (PCC) sabe muy bien que los jóvenes, educados y desempleados concentrados en las grandes ciudades tienen la capacidad de desafiar a la autoridad, no así los pobres a los cuales son fáciles de controlar.
Durante décadas, la legitimidad del partido-Estado dependió del crecimiento económico y de la mejora del nivel de vida, que ahora están en peligro. En lugar de satisfacer las necesidades de una juventud frustrada generando nuevos puestos de trabajo y oportunidades, los ancianos dirigentes han redoblado la represión autoritaria como principal respuesta política al empeoramiento de la crisis económica.
China está repitiendo una vez más este ciclo, y como era de esperar, el gobierno está respondiendo con represión. Esta vez, el partido no parece tener ningún as en la manga y, una vez superada la época de bonanza, a la economía china le resultará cada vez más difícil salir de sus problemas.
En los últimos años, muchos jóvenes chinos desilusionados se han unido a un movimiento contra el trabajo conocido como “tumbarse”, holgazaneando como forma de resistencia silenciosa. Un economista de la Universidad de Beijing que estudió este movimiento estimó que, si se tiene en cuenta a los que voluntariamente “se acuestan”, casi la mitad de todos los jóvenes chinos podrían estar desempleados.
El Partido Comunista Chino ha reprimido duramente a los intelectuales. Abogados defensores de los derechos humanos, feministas, activistas de la LGBT e incluso jóvenes marxistas han sido detenidos o sus organizaciones han sido disueltas, cada vez se compara más a China con Corea del Norte.
El tira y afloja entre una juventud cada vez más descontenta y un régimen despiadado e inseguro definirá no sólo la trayectoria política de China, sino también su futuro económico.