Sin tachas en su carrera política y con un carácter ampliamente conciliador, Bernardo Arévalo de León llega a la Presidencia después de una sorpresiva primera vuelta electoral el pasado 25 de junio, cuando se coló en el segundo lugar mientras los sondeos lo ubicaban en séptimo u octavo puesto.
Las encuestas, sin embargo, no se equivocaron este domingo, ya que el candidato de la agrupación política Movimiento Semilla superó por un amplio margen de votos a su contrincante, la ex primera dama Sandra Torres Casanova.
La Presidencia será un premio para Arévalo de León, actual diputado tras fungir como uno de los fundadores del Movimiento Semilla hace ya casi una década.
Con Bernardo Arévalo de León, la situación es distinta, ya que tratará de emular la presidencia de su padre, Juan José Arévalo de León Bermejo, quien entre 1945 y 1951 tuvo uno de los Gobiernos más eficientes en la historia del país, con la creación del Seguro Social y la libertad de la emisión del pensamiento.
Considerado como progresista su principal lucha al tomar posesión será contra la corrupción, sin olvidar en un futuro temas principales como la lucha contra la desnutrición o mejorar los servicios de salud.
«Yo no soy mi padre», señaló Arévalo de León el miércoles en el cierre de su campaña. «Pero recorro el mismo camino que él construyó y lo vamos a recorrer juntos como pueblo. Tengo el mismo anhelo que él y los revolucionarios de 1944», apuntó.
Un obstáculo pendiente
La llegada de Arévalo de León a la Presidencia, sin embargo, aún está por confirmarse de cara a la investidura del próximo 14 de enero, por un período de cuatro años.
Ello debido a que el Ministerio Público (Fiscalía), cuya cúpula está sancionada por Estados Unidos, emprendió desde el 12 de julio varios intentos por suspender al Movimiento Semilla debido a un supuesto caso de firmas falsas en el partido durante su creación en 2018.
De acuerdo a la misma Fiscalía, en los próximos días se podrían efectuar capturas en contra de miembros del partido, por lo que analistas políticos no descartan que existan fuertes intentos para que Arévalo de León no pueda ser investido en enero próximo.